Sobre nosotras

Somos Inma Quesada y Natalia Salazar, estudiantes de Publicidad y RRPP en la UCM. Esta es nuestra práctica para la asignatura de Documentación.
Feeds RSS
Feeds RSS

miércoles, 23 de junio de 2010

La moda femenina en 1900


Etapa primitiva del Traje I


Una cuestión fundamental al analizar la evolución de la vestimenta es la diferenciación entre lo que es el vestido y lo que es la Moda.

Para ello, podemos decir que se entiende por "Traje" (ropa, vestimenta, o indumentaria) a cualquier elemento que cubre el cuerpo del ser humano parcial o totalmente, incluyendo la prolongación del cuerpo (accesorios), lo que cubre los pies (calzado), cabeza y rostro (maquillaje, peluquería, tocado). El traje surge por tanto por primera vez en la Prehistoria (la piel del primate, la pluma o el colmillo).
La Moda, sin embargo, es un cambio sistemático de traje con una fuerte finalidad estética y de integración social. Surge cuando aparecen los cambios en el traje como un componente de fantasía que posibilita la expresión individual del ser humano (desde la Edad Media).


ETAPA PRIMITIVA DEL TRAJE (desde los orígenes hasta s.XIV-XV)

Esta etapa se caracteriza por tener un traje con formas básicas bastante estables, aunque van a tener diferencias según las distintas civilizaciones y las funciones del traje serán fundamentalmente las de permitir una jerarquización social y religiosa.

Materiales y formas

Tejidos: lino, lana, piel, se conoce la seda pero no su uso.
Manipulación: se aprende a teñir con pintura, los adornos se cosen a mano, se utiliza la técnica del incrustado, el plisado, el drapeado (sobre todo en las civilizaciones clásicas)
Formas: destaca la "pampanilla o faldelín" (como una toalla simple), el "manto" y la túnica (dos toallas cosidas)

1. PREHISTORIA

El primer material que estudia el Hombre son las pieles en el Paleolítico. La lana y el lino aparecen más tarde, en el Neolítico. La forma del traje se caracteriza por el uso de la pampanilla y el manto, que, aunque no requerían de ninguna costura, se ha demostrado que el Hombre ya cosía por aquélla época. Además embellecían el cuerpo con adornos: se pintaban el cuerpo, usaban rudimentarios tocados y pendientes.

2. MESOPOTAMIA

La civilización mesopotámica fue la primera con carácter sedentario, debido a la afluencia de los ríos Tigris y Éufrates, que permitían el cultivo de las tierras.
Los sumerios visten con prendas tratadas con un tipo de material, el Konakes, que deja a la piel con el vellón muy definido.
Los guerreros comienzan a usar la cota de malla, realizada mediante placas superpuestas de metal o cuero, y tejida con hilos de metal. Esta prenda permanecerá hasta finales de la Edad Media.

En cuanto a las formas del traje, los hombres y las mujeres vestían de manera similar, con una túnica corta para los hombres, y una larga adornada para ambos. A veces se colocaban encima un manto largo y estrecho enrollado con flecos.

Como dato curioso, los primeros paraguas datan de la época mesopotámica, concebidos como una extensión del abanico para protegerse del sol.

Torso desnudo y
lleva una pampanilla de konakés. Se le identifica a un Dios, por la cabeza
rapada, signo distintivo de la divinidad, y barba larga.
Estatuilla sumeria, Museo del
Louvre, París.


3. EGIPTO

El traje en Egipto se caracteriza generalmente por la desnudez parcial del cuerpo (el torso), una estabilidad relativa del traje a lo largo de toda la civilización con pocas variaciones y la cuneiformidad, desde los faraones hasta los esclavos. Se diferenciaban sobre todo mediante los adornos: tocados, joyas, etc.

Tejidos: Usan básicamente el lino, y aunque conocían la lana, la rechazaban por considerarla impura. Esto tiene mucho que ver con su concepción sobre la estética: piel sin pelo (se depilaban), por lo que también rechazaban la de los animales. Sobre todo utilizan el lino plisado y sin teñir.
Formas: La prenda básica tanto para el esclavo como para el faraón era la pampanilla, llamada "shenti" en Egipto, cuya forma más cotidiana de ponérselo es haciendo un nudo delante y meter el sobrante del nudo por entre las piernas enganchado detrás. A veces usaban un cinturón de lino, el "sindon", para sujetarse el shenti. Para las clases altas, la pieza delantera estaba labrada en oro y era una joya que servía de diferenciación social. Una de las variantes del shenti es el "nekek", que es igual pero más largo.

Por otro lado, el traje femenino, se basaba en el "calasiris" que podía ser suspendido o enrollado. El "calasiris suspendido" es una túnica que se sujeta por los hombros por medio de unos tirantes de tal manera que el pecho queda al descubierto, sujetado por tiras para que no se caiga el vestido. El "enrollado" no tenía una forma establecida ya que se formaba al enrollar sobre el cuerpo una gran pieza de lino plisado.





Además, las mujeres también podían usar unos mantos cortos que se sujetaban con una "fibula", una especie de alfiler con adornos que servía de broche.





Calasiris con
manto y fibula

Tocados y adornos: Por norma general, los hombres se afeitaban la cabeza. Las mujeres también podían hacerlo, pero no era obligatorio. Sobre la cabeza rapada, los hombres se colocaban pelucas en forma de casquete, hechas de fibras vegetales como el cáñamo y sólo de pelo natural para las clases altas.
Las mujeres siempre van a usar peluca aunque tuvieran pelo. En el Imperio Antiguo y en el Medio era más bien corta, y en el Nuevo, se vuelven largas con trenzas y a veces con piedras preciosas. Como dato curioso, a veces llevaba una vasija en la coronilla de la peluca que destilaba aceite perfumado, para que ésta oliera bien.
El tocado general tanto para el hombre como para la mujer eran cintas, pero para el hombre utilizaban un pedazo de tela ceñido sobre la frente con los laterales cayendo al frente, el "kraft".
También usaban un "collarín", tanto hombres como mujeres de cualquier clase social, y representa la joya más identificativa de Egipto. Estaba hecha con filigranas en oro o en cobre, y también podía contener incrustaciones de piedras preciosas.

Collarín



Anécdotas del uso del corsé durante la época Victoriana


Durante parte del siglo XIX los corsés se fueron apretando cada vez más para que las mujeres de toda condición social mostraran un talle esbelto.


Sufrimiento

-Se cuenta que una niñera murió camino del parque empujando un cochecito de niño en la década de 1860. Tenía sólo 19 años. El médico afirmó que la muerte se había acelerado por la opresión en el pecho, producida por los lazos del corsé. La muchacha había muerto por querer tener una cintura de avispa, tan de moda en la época.

-Durante la mayor parte del siglo XIX los lazos que ceñían el corsé a la espalda se apretaron cada vez más, pues las mujeres de todo rango y condición social querían mostrar un talle esbelto. La codiciada cintura (5358 cm) sólo se conseguía con un corsé.

Los corsés se apretaban tanto que las mujeres apenas podían respirar. Otra de las torturas a las que se sometían en nombre de la moda consistía en colocar una pieza de madera entre el corsé y el vestido.

La elegancia antes que la salud

Algunas mujeres decían que los corsés ceñidos les resultaban agradables. Una periodista describió en una revista femenina británica la "deliciosa sensación, entre el dolor y el placer" que experimentaba cuando le ataban los lazos. Sin embargo, el uso del corsé producía, entre otras dolencias, mareos y desmayos, trastornos circulatorios y problemas cardiacos.

La moda era especialmente nociva para las mujeres embarazadas. Llegó a afirmarse entonces que muchos embarazos se habían malogrado por la deformación corporal producida por la opresión de los lazos.

"¿A quién puede asombrar que personas tan deformadas tengan mala salud, o que tantas mujeres jóvenes pierdan a su primer hijo?", pregunta Merrifield, una escritora de moda, en su libro, Dress As A Fine Art, publicado en 1854.


El corsé

El corsé es una pieza clave del siglo XIX las mujeres lo utilizaban para potenciar su belleza. El uso más común y conocido es el adelgazar la silueta y hacerla más atractiva. En las mujeres su uso es más frecuente para resaltar las curvas, reduciendo la cintura y marcando busto y cadera. Aunque en otras épocas, los corsés se han llevado para moldear una figura sin formas, reduciendo pecho y caderas. Sin embargo, los hombres han llevado generalmente para adelgazar

Principalmente los corsés se dividen en los grupos, los que comienzan por encima del pecho, y los que empiezan por debajo. Algunos terminan en la cadera, en algunos escasos casos, terminan en las rodillas. Un tipo de corsé más pequeño es que solamente cubre la cadera, desde el final de las costillas hasta el comienzo de la pierna. Pueden llevar ligueros para sujetar las medias o sujetarlas con un cinturón para tal fin

Hacia el 1860 los corsés eran cortos, hacían un busto pequeño contrastando con la enorme forma de la falda, hecha por las crinolinas.
Hacia el 1870 los corsés son más largos (llamados corsés en forma de cuchara), cubrían la parte del abdomen estilizando la figura de la mujer, a lo cual contribuían las faldas justas.

Durante la época Victoriana las niñas también vestían corsé, pero un modelo especial para cuerpos pequeños e inmaduros. Se seguía la idea de la corrección de posturas.

Los problemas de salud que causaban estas prendas interiores en las mujeres no eran pocos ya que reducían la cintura alrededor de 30cm, causando problemas respiratorios y fracturas de costillas.

Este invento muchas veces dejaba a quien lo llevaba sin respiración y en otras ocasiones provocaba casi el desmayo.

El llevar un corsé muy apretado durante largos periodos de tiempo puede llevar a las personas a aprender a soportar importantes constricciones y posteriormente a reducir su tamaño de cintura. Los que realizan esta práctica aspiran a tener una cintura de unos 40 o 43 centímetros de contorno.

Hasta 1998 el libro Guinness de los Records registraba a Ethel Granger como la persona con la cintura más pequeña con 32,5 cm. Después de 1998, la categoría cambió a “la cintura más pequeña de una persona viva”, y Cathie Jung ( en la fotografía) consiguió el título con 37,5 cm. Otras mujeres como Polaire, también han conseguido reducciones semejantes.



Cathie Jung

http://laracorsets.com/History_of_the_corset_001_Start_page.htm


martes, 22 de junio de 2010

Vestimenta femenina a lo largo del s.XIX y XX


L
a moda habla de la sociedad y es una forma de expresión importante en una cultura ya que a partir de ésta se puede ver de que manera vive la gente, su situación social, cultural o geográfica. A lo largo de los años la vestimenta femenina ha evolucionado mucho y es interesante conocer como era la moda en los distintos momentos de la historia.

A través de la moda podemos ver como ha ido evolucionando el papel de la mujer en el mundo y como se ha ido transformando su presencia y su papel en la sociedad. Se ha pasado del uso de largas faldas y complicados vestidos, sombreros y corsés que comprimían el cuerpo de la mujer y que limitaban por completo sus movimientos hasta finales del siglo XIX y principios del XX que la mujer pudo empezar a liberarse de la opresión del corsé y comenzar a disfrutar de la libertad del cuerpo femenino con ropa más confortable gracias al uso de texturas y tejidos que permitían moverse con libertad y comodidad.Esto será un hecho que marcará la vida de la mujer y que ayudará considerablemente a su emancipación y participación en la sociedad.

Es importante reparar por tanto, en como la mujer ha sido esclava de la moda a lo largo de los años y lo que esto ha supuesto para ellas.

A continuación vamos a hacer un recorrido sobre los distintos estilos de la vestimenta femenina a lo largo del siglo XIX y XX:

El Corsé y El Guardainfantes (siglo XVIII)

A lo largo de todo el Siglo XVIII, la silueta de la mujer fue moldeada por prendas de ropa interior, como el corsé de cintura hacia arriba y el guardainfantes de cintura hacia abajo. La denominada época rococó, destaca en el vestir por una gran profusión de adornos y por dejar paso a un lucimiento del escote femenino. El corsé ya no comprime todo el torso, sino que se utiliza para levantar y realzar el pecho, que asoma por el escote, entre un delicado remate de encajes.

A principios de este siglo la forma del guardainfantes era acampanada, pero a medida que las faldas se fueron ensanchando (segunda mitad del Siglo XVIII), por razones prácticas éste se dividió en dos mitades, a derecha e izquierda de la falda, lo que hacía más manejable el vestido. Aunque el enorme y poco práctico guardainfantes resultante era muchas veces objeto de caricatura, en las cortes europeas se convirtió en un elemento obligatorio de la indumentaria.

El Estilo Miriñaque (Primera mitad del siglo XIX)

Las formas básicas de las prendas de vestir siguieron siendo las mismas que durante el siglo anterior, pero la ornamentación dejó de ser tan exagerada y los diseños se volvieron más sencillos. Se dejaron de utilizar las mangas de pernil, los hombros ahuecados dieron paso a un mayor volumen en la zona de la muñeca, las cinturas se estrecharon y las faldas adquirieron más volumen, efecto conseguido superponiendo varias prendas y disponiendo volantes horizontalmente, su magnitud llegó a resultar un inconveniente para la movilidad de la mujer. Además de la anchura añadida, las faldas se alargaron hasta barrer el suelo.

A finales de los años 50 las faldas sufrieron un cambio drástico. Gracias a la invención de nuevos materiales, apareció el miriñaque o enagua con aros. En la década de 1840 el término “miriñaque” o “crinolina” se refería a las enaguas hechas de crin de caballo tejido con lino resistente. Después de 1850, el término se utilizó para designar a la enagua con armazón de aros metálicos o de ballena, o cualquier falda ancha que llevara uno de esos armazones. Con la llegada del miriñaque, las faldas se hicieron extremadamente anchas. El desarrollo del cable de acero, los importantes avances de la industria textil y el uso práctico de máquinas de coser facilitaban que los miriñaques pudieran ser todavía más grandes. La continuada mejora de telares y tintes hizo posible una amplia variedad y cantidad de materiales para faldas.

El Estilo Polisón (segunda mitad del siglo XIX)

A partir de mediados del Siglo XIX la mayoría de los vestidos constaban de dos piezas separadas, un corpiño y una falda, a medida que transcurrían los años, se incrementó el uso de ornamentos y detalles, añadiéndose complicados adornos a cada uno de los pliegues de la vestimenta. Como resultado, la silueta natural de la mujer desaparecía debajo de las telas y los encajes.

A partir de la década de 1860, las faldas perdieron volumen en su diámetro total, la parte delantera quedó plana y la posterior ganó en grandeza gracias al apoyo de una prenda interior llamada polisón. El polisón era una almohadilla colocada sobre el trasero, para realzarlo. Las faldas y las sobrefaldas se solían recoger y llenar de vuelos y encajes en forma de cascada. Con solo unos pequeños cambios en los detalles, el estilo polisón continuó hasta los años 90 de este Siglo.

La única excepción a esta regla era un vestido de una sola pieza, que marcaba la figura de quien lo llevaba, apareció a principios de la década de 1870, era conocido como “vestido línea princesa” en honor de la princesa Alejandra (1844–1925), que se convirtió en reina de Inglaterra.

La Belle Epoque La Transición del Siglo XIX al XX

Durante el periodo de la “Belle Èpoque” en Europa (1870-1914), caracterizado por la elegancia el refinamiento y el optimismo, los patrones que regían la moda eran estéticos, siendo secundaria la comodidad y el bienestar físico de la mujer.

Hasta comienzos del Siglo XX la moda femenina fue incómoda a consecuencia de la utilización del corsé, que apretaba todos los órganos internos. Así muchas mujeres se convertían en meros objetos decorativos.

El ideal de belleza femenino debía ser de pecho erguido y abundante, caderas anchas, cintura muy afinada y nalgas exageradas. Así surgieron las mujeres con forma de “S”, que ajustaron las faldas, recogieron el pelo sobre la cabeza, con complicados peinados y adornaron sus enormes sombreros con plumas, haciendo además juego con la estética modernista.

A finales de este periodo comienza a aparecer un nuevo tipo de mujer, por primera vez creado por ellas mismas. Una mujer independiente, que luchaba por el voto y por entrar en el mercado laboral. Para ellas la vestimenta se fue simplificando y la excesiva ornamentación desapareciendo, dando lugar al traje sastre de dos piezas, más adecuado a las nuevas necesidades.


La Evolución de La Ropa Interior. Entre el siglo XIX y el XX

A principios del Siglo XIX, la revolución industrial había agilizado la producción de bienes, esto influyó, entre muchas otras cosas, en una mejora del nivel de vida de la población y en una reducción en los precios de las prendas de vestir. Así las clases sociales más acomodadas e incluso las incipientes clases medias adquirirán numerosas piezas y complementos de vestir. Arropado por todo ello se desarrolló una estricta etiqueta social con relación al atuendo, las señoras debían cambiarse de ropa siete u ocho veces al día para seguir los dictados de la sociedad. Los siguientes términos, aplicados a los vestidos, son indicativos de las ocasiones en que éstos se utilizaban: vestido de mañana, vestido de tarde, vestido de visita, vestido de noche (para el teatro), vestido de baile, vestido de etiqueta, vestido de casa, y por último, ropa de dormir.

Se crearon numerosos tipos de prendas interiores adecuados a los nuevos vestidos. Además de la camisola, aparecieron las calzas largas o calzones y las enaguas, y toda la ropa interior femenina se llenó de encajes y adornos. Los miriñaques, polisones y corsés, todos ellos imprescindibles para la silueta esculpida del Siglo XIX, se reconvirtieron en nuevos modelos con dispositivos e inventos novedosos, muchos de los cuales fueron patentados. Los aceros y los muelles hicieron posible esta nueva y amplia selección de miriñaques y polisones, haciendo su aparición en la ropa interior y desplazando a los habituales soportes de tela, crin de caballo, ballena, bambú y roatán. La invención de los objetos de acero en 1929 hizo que los corsés fueran realmente eficaces para moldear la silueta femenina. Las mujeres los siguieron considerando la prenda interior imprescindible hasta principios del Siglo XX.



La ropa interior


En 1886 se patentó el sujetador. Pero no se impuso de inmediato, porque se creía que partía a la mujer en pedazos. Al principio los sostenes que se utilizaban eran telas de seda, envueltas en los pechos femeninos. Asimismo, los primeros calzones, distaban muchísimo de lo que hoy día podemos observar.

De 1830 a 1914 eran numerosas las capas que llevaban las mujeres bajo el vestido: camisa, pantalón, corsé, cubrecorsé, enaguas, todo con muchos volados, encajes, bordados, cintas y lazos.

Esta especie de elegante armadura de seda les proporcionaba diversas ventajas a pesar de la incomodidad:

1. Distinción, pues sólo lo usaban las mujeres ociosas.
2. Aseguraba que quien lo portaba era una mujer de buenas costumbres

El “culottes” fue al principio una prenda exclusivamente masculina, no estaba bien visto que la mujer lo pudiera llevar, ya que era símbolo de masculinidad. Fué George Sand la primera en ponerse pantalón y ropa masculina y fumar pitillos.

Traje de Baño

En sus comienzos, el traje de baño era un atuendo complicado, consistía en un vestido de franela, de corpiño ajustado y cuello alto, mangas hasta el codo, y faldilla hasta las rodillas. Bajo el vestido se vestían unos pantalones bombachos, medias e incluso zapatillas de lona. Un atuendo verdaderamente complicado.

Fué en 1855 cuando el traje de baño comenzó a sufrir sus primeros cambios. En Biarritz. La modificación del traje de baño francés consitía “simplemente” en una especie de calzón de lana y una blusa de color negro que llegaba hasta más abajo de las rodillas y que se sujetaba con un cinturón. Ellos llevaban una especie de traje de marinero, listado.

La Liberación del Corsé. Primer cuarto del siglo XX

La Primera Guerra Mundial (1914-1918), desmanteló de forma rápida y completa los antiguos sistemas y valores sociales. El surgimiento de una pujante clase media dio pié a un nuevo estilo de vida. A medida que las mujeres salían del hogar para participar plenamente en todas las actividades, rechazaron el corsé y buscaron prendas más funcionales.

Los diseñadores de alta costura pusieron especial empeño en crear nuevos tipos de indumentaria.

A medida que corría el primer tercio del Siglo XX, la imagen femenina cambiaba de manera significativa. Los peinados pasaron de complicados recogidos a un corte suelto, el largo de la falda se acortó desde el tobillo a la rodilla. Las mujeres al buscar un estilo cómodo, juvenil, sin realce del busto o la cintura, comenzaron a vestirse como chicos, así la novela La Garçonne de Víctor Margueritte ofreció la imagen simbólica a la que aspiraban las mujeres del momento.

El peinado corto, con un ajustado sombrero campana y un vestido suelto de cintura baja, con la falda hasta la rodilla, caracterizó el estilo garçonne. La extremada simplicidad del corte del vestido se complementada con adornos bordados de lentejuelas, boas de plumas y otros accesorios. La ropa ya sólo interior consistía en bragas, sujetador, camisola y medias color carne.

El nuevo estilo garçonne, que a la vez era cómodo y disminuía las diferencias entre hombre y mujer, comenzó a introducir el pantalón como prenda femenina, aunque éste no se popularizó como prenda de vestir hasta después de la Segunda Guerra Mundial

COCO CHANEL

A esto colaboró sustancialmente la diseñadora de moda Coco Chanel que fue símbolo de una época y el ejemplo de una mujer que se atrevió a vivir con independencia.

Su legado a la moda mundial es haberle dado libertad de movimiento al cuerpo femenino.

Su trabajo contribuyó a la emancipación de la mujer. Comprendió que la moda recargada y los corsés debían llegar a su fin y combinó con total libertad elementos de la moda masculina y femenina, utilizando texturas, formas y prendas reservadas para los hombres; adaptó la ropa deportiva al lenguaje de la moda de todos los días y rechazó la arrogancia de la ostentación, enseñando a combinar lo auténtico con lo falso.


Segundo cuarto del siglo XX

De
1927 a 1930 la moda conoce un periodo de transición en el curso del cual se inicia la vuelta a la feminidad. La falda que en la década de los años veinte se acortó hasta las rodillas, comienza ahora a alargarse. La cintura que había descendido hasta las caderas, vuelve a su lugar normal, retorno permitido por la práctica de los deportes que han formado alrededor del cuerpo femenino una faja de músculos que puede reemplazar la sujeción que le daba antaño el corsé.

El traje de noche se vuelve más corto por delante que por detrás o bien se inclina hacia el suelo por medio de un faldón lateral que le da un perfil asimétrico.

De
1930 a 1935, el traje de ciudad se alarga hasta media pierna, mientras que el vestido de noche toca el suelo, éste, confeccionado en tela de crèpe de raso, de muselina, de seda lisa y de otros tejidos semejantes, mezclaba la faz mate y la brillante para obtener un efecto de matices en el traje.


De 1945 a 1960. La Segunda Mitad del siglo XX

La alta costura, vigorizada por la apertura de nuevas casas innovadoras y dinámicas, se vuelve todopoderosa e impone sus leyes a una clientela entre la que se mezclan antiguas y nuevas fortunas.
Costureras de barrio y fabricantes de ropa se esfuerzan en imitar a los grandes creadores para satisfacer la demanda de personas con medios económicos más modestos.
La moda de vestidos amplios y largos favorece el empleo de tejidos con cuerpo (tafetán, falla, otomán, raso grueso,...), frente a los vestidos confeccionados con telas de mucha caída, que se pegaban al cuerpo, muy utilizados en los años veinte y treinta.
En el periodo de entreguerras, las fibras sintéticas aparecen en el mercado. El nylon creado en Estados Unidos en 1937, se lanza después de la II Guerra Mundial. Posteriormente el tergal y los acrílicos, proporcionan tejidos ligeros, cálidos, resistentes y fáciles de cuidar. Todo ello va a modificar el aspecto y el peso del guardarropas y a facilitar a las amas de casa el lavado y el planchado

Motivo y elección de la investigación


El objetivo de este trabajo es hacer un breve recorrido por la Historia del traje, que nos conducirá hasta su evolución en el siglo XIX, época de grandes cambios en el vestir y que ha generado una gran cantidad de peculiaridades y singularidades con repercusión en la sociedad actual destacando, en definitiva, cómo las curiosidades de hoy fueron la moda de ayer.

Hemos elegido este tema porque ambas tenemos interés por la moda y consideramos que investigar sobre las "curiosidades de la moda" era una forma original y atractiva de enfocar el tema ya que existen muchos puntos diferentes a los que hacer referencia.